He conocido a Granada. Había oído hablar de ella, en alguna ocasión la había divisado entre la muchedumbre con su arabesco abrigo rojo y su sombrero azul, pero hoy, por fin, me la han presentado. Ha sido un caluroso encuentro: un abrazo, dos besos, ¿qué tal?, muy bien, ¿y tú?, bien, bien. San Miguel alto era el lugar, cerro sobre la montaña, de donde se la ve de pies a cabeza, completa y pura. Donde el sol se rompe en pedacitos (para más información: http://birlibirlocos.wordpress.com/2013/05/20/buenas-noches/ ), donde las sorpresas siempre son más bonitas, donde las cuerdas de la guitarra llenan de música la ciudad, donde las cariocas cortan el viento, donde la risa inunda el universo.
