Hoy, se ha aprobado la LOMCE, y nadie ha salido a celebrarlo. Hablando correctamente, ha sido aprobada en el Consejo de Ministros para llevarla al Congreso donde, sin ninguna duda, conseguirá la mayoría absoluta que necesita.
Hoy se ha firmado una sentencia de muerte más de tantas que corren en estos tiempos y que nos recuerda un poco-o quizás un mucho- a los tiempos de don Paquito, como dicen los viejos chistosos, que sin paz descanse.
La LOMCE, Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, supone la antítesis de todo eso que llevamos años pidiendo, supone el empeoramiento hasta límites insospechados de la calidad de la educación, supone el control administrativo, político y empresarial de la educación. Supone que la Escuela Pública será un lugar para educar corderos que sigan la senda del adoctrinamiento sin tapujos, que nos obligarán a hipotecar nuestro futuro desde los 15 años eligiendo qué queremos ser, y que sea algo con salida, por favor, que los artistas y curiosos no sirven para nada, haciendo pagar a nuestros padres dinero que no tienen para poder estudiar, segregando a los niños en "listos" por la derecha, y "tontos" por la izquierda, obligándoles a "aprender" las enseñanzas de un Dios todopoderoso que ni se sabe si existe en vez de hacerles leer a Platón y a Nietzsche y pensarlos, criticarlos.
Así creamos una sociedad de objetos para consumir, para consolidar el sistema y no para pensar. No quieren que pensemos; ya se ocuparán ellos de, con nuestros impuestos en sobres, enviar a sus hijos a colegios privados en Suiza para que sepan más idiomas que nadie, más cultura que nadie y trabajen en las mejores empresas aunque ellos tampoco puedan ser artistas.
Gracias, muchas gracias a todos, por NO decir nada, por NO salir hoy a la calle, por NO hacer bajar de las nubes a esta sociedad callada y sumisa, por NO decir, a voz en grito, que NO queremos la vida que nos obligan a llevar, que queremos APRENDER, no recitar libros, que queremos PENSAR. Aunque todo vaya a contracorriente, empecemos ya pensando, que es gerundio. Ya que dicen de rezar, haré un réquiem a la educación, seguido de cien avemarías y mil padrenuestros. Que aunque no sepa en qué año se llegó a la Luna, adorar y someterme a lo inexistente no se me olvidará nunca.