html> Cuentos para elefantes. : Oh, dear, you are so, so wonderful

Oh, dear, you are so, so wonderful

"If tomorrow, women woke up and decided they really liked their bodies, just think how many industries would go out of business" Gail Dines.
Ring, ring. El despertador suena, y hoy no lo suspendes como todas las mañanas, dándole el gusto a esa pereza remolona que grita "cinco minutitos más, cinco minutitos más". Hoy lo apagas, y te levantas con los ojos bien abiertos. Te espera un día duro, y lo sabes, pero lo has estado esperando toda tu vida. Hoy es el gran día, hoy es tu dia. Hoy el mundo es tuyo.
Vas a la cocina y coges la primera taza de café limpia que encuentras. Un gran día se empieza con un gran café. Lo bebes, sorbito a sorbito, disfrutando las dos cucharadas de azúcar y la pizquita de canela que te gusta, mojando la galleta el tiempo justo para que se ponga blandita pero no se parta. Después, la ducha. Otra vez, un gran día se empieza con una gran ducha. Pero esta vez ni siquiera tocas la cuchilla de depilar, a pesar de que una sombra negra se extiende por tus axilas. Simplemente, no te apetece, y a quien no le guste que no mire. Tampoco te maquillas. Coges las cinco sombras de ojos diferentes, los polvos de distinto color según la época del año y el tono de moreno de rigor, los cuatro lápices de ojos y los cinco pintalabios, el rosa claro, el rosa oscuro, el morado, el burdeos y el naranja y los guardas todos en uno de esos cajones que nunca nadie abre. Y a quien no le guste, que no mire. Sin embargo, te quedas con el rojo cereza; ¿por qué no? No eres más guapa con él que sin él, pero te gusta. 
Frente a tu armario, te das cuenta de que tienes diez faldas ajustadas, estrechas, negras, incómodas, de esas con las que hay que andar haciendo equilibrio para que no se vea nada y al mismo tiempo no caerse de boca por los taconazos, y las tiras a la basura. Todo gran día necesita gran comodidad, y la falda de colores de cuando tenías dieciséis años y los demás no importaban, las converses y la camiseta de Extremoduro que nunca te habías atrevido a llevar son, esta mañana, tu mejor opción. 
Te miras al espejo. 
Con los ojos abiertos, muy abiertos. 
Y sonríes. 
Si hubieras visto hace dos semanas a una chica entrar a la oficina tal y como vas tú, en converses, sin depilar y sin maquillar, habrías pensado que necesita una estilista, que seguro que es la solterita de oro de sus amigas, si es que las tiene, porque pobrecita, yendo así vestida por la vida... Te habrías ofrecido, con toda tu buena voluntad y conmiseración, a darle un par de consejos para ir más mona, y así "seguro que encuentras a alguien, chica, que tienes mucho que explotar; buen culo, buenas tetas,... Los tendrías a puñados si te cuidaras más".
Pero hoy, este gran día en que vas a cambiar el mundo, eres tú.
Y a ti te quieren, no te poseen. 
Eres sólo tuya.
Tienes amigas. 
Las mejores.
No necesitas tenerlos a cientos.
Los tíos no son objetos pokémons coleccionables, igual que tú tampoco lo eres.
Te cuidas: lees, comes sano, haces ejercicio, vas al teatro, estudias matemáticas.

Esta mañana, la "perfección" está de vacaciones. Se le van a abrir estrías en las piernas a los beneficios de las empresas de cosméticos, le van a salir varices irreversibles a la industria anoréxica de la moda impositiva, y va a quitarse esos granos que rezuman pus machista. 
Vas a cambiar el mundo.

Antes de salir, se mira al espejo. 
She is a woman.
And oh, dear, you are wonderful, so, so wonderful.





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